No sobre ellos, sino sobre los Mavericks de Dallas.
Los actuales campeones rápidamente se convirtieron en un equipo al que todos desean enfrentar. Por ahora no se puede decir qué es peor, su ofensiva o su defensiva, su condición física o la química entre jugadores, tras ser humillados por segunda noche consecutiva el lunes en una derrota de 115-93 ante los Nuggets.
Dallas recibió 20 puntos seguidos en el segundo cuarto y tuvo una serie de 14 disparos fallados en fila durante una sequía de 9:52 minutos entre un enceste y otro. Su actuación fue tan mala que el mejor jugador del equipo en el partido, Sean Williams, vomitó al salir del partido.
Williams, el 13er y último jugador de la banca, estaba tan agotado tras anotar 12 puntos en 11 vigorosos minutos que vomitó frente a la banca del equipo. Sus compañeros y el dueño del equipo, Mark Cuban, se rieron, y los aficionados sentados en la zona le dieron una ovación de pie mientras una cuadrilla de limpieza trapeaba.
"Nos vimos viejos, lentos y fuera de forma —una mala combinación", dijo Dirk Nowitzki, que anotó 20 puntos y se quedó en la banca durante todo el último cuarto por segundo partido consecutivo, otro indicio más de qué tan mal están las cosas en Dallas. "Aún así creo que este equipo tiene mucho potencial. Pero tenemos que corregir la situación".
Los Mavericks perdían por 33 puntos en el tercer cuarto del juego del lunes, un día después de ir debajo por 35 puntos en el tercer cuarto de su partido ante el Heat de Miami.
Mientras que en San Antonio, el argentino Emanuel Ginóbili nunca vio a los Grizzlies de Memphis jugar tan mal en los playoffs, y seguramente no los verá de nuevo.
Pero el lunes, los Spurs de San Antonio no desaprovecharon y vencieron 95-82 a los Grizzlies.
Ginóbili anotó 24 puntos y San Antonio salió adelante ante un equipo de Memphis que lejos estuvo de aquel que minimizó los 61 triunfos de los Spurs en la temporada regular y los sorprendió en primera ronda de postemporada.
San Antonio inició la que podría ser la última temporada de Tim Duncan con una dulce revancha.
Y en Minneápolis, el novato español de los Timberwolves, Ricky Rubio, tuvo un debut impresionante con seis asistencias, seis puntos y cinco rebotes en 26 minutos de juego el lunes, pero no pudo evitar que los 33 puntos de Kevin Durant guiaran al Thunder de Oklahoma City a una victoria de 104-100 sobre Minnesota.
Russell Westbrook agregó 28 puntos, seis asistencias y seis rebotes, y James Harden anotó 16 puntos por el Thunder, que inició una temporada llena de expectativas con una foja de 2-0.
Rubio ingresó al partido a tres minutos del final del primer cuarto y dio nueva vida a la ofensiva de Minnesota con sus sensacionales pases. Lanzó una raya por la línea que estuvo a punto de golpear la cabeza del delantero del Thunder Nick Collison antes de terminar en manos del puertorriqueño José Juan Barea. Esa jugada inició una serie de tres asistencias consecutivas de Rubio que hizo que el público se pusiera de pie mientras los Timberwolves tomaban una ventaja de 32-26 en el segundo cuarto.
En el resto de la jornada, Nueva Jersey venció 90-84 a Washington, Charlotte 96-95 a Milwaukee, Orlando 104-95 a Houston, Toronto 104-96 a Cleveland, Indiana 91-79 a Detroit, Nueva Orleáns 85-84 a Phoenix, Sacramento 91 a Lakers de Los Angeles, Portland 107-103 a Filadelfia y Golden State 99-91 a Chicago.
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