PARÍS,(AFP) - Treinta años después del inicio de la epidemia, la financiación de los programas de lucha contra el sida sigue siendo problemática, como se prepara a recordarlo la Conferencia Internacional sobre el Sida, que comienza el domingo en Washington.
Los principales países donantes, que propiciaron importantes avances en la terapia antirretroviral y en su puesta al alcance de los pacientes en los países más pobres, ahora no disponen de muchos fondos y se muestran reacios a aumentar su participación financiera.
Algunos expertos dicen que la situación recuerda la terrible crisis de financiación que hace una docena de años llevó a la muerte de millones de pacientes infectados con el VIH en los países en desarrollo.
La buena noticia, sin embargo, es que la financiación nacional está subiendo en forma sensible, en particular de parte de los grandes países en desarrollo, y que ella es utilizada de modo más eficiente.
"Tras años de inversión internacional, cuando tenemos una buena tecnología, buenos medicamentos y un buen método para detener la epidemia, el éxito no está garantizado", anota la revista médica The Lancet Infectious Diseases.
En el 2011, en la lucha contra el sida se gastó 16.800 millones de dólares, un 11% más que en 2010, según cifras publicadas el miércoles por ONUSIDA.
Este aumento ha permitido que 1,4 millón de pacientes pobres adicionales reciban tratamientos antirretrovirales, lo que hace un total de más de 8 millones, o sea 54% de las personas que necesitan tratamiento.
Faltan sin embargo 7.000 millones de dólares, la mitad para el África subsahariana, donde vive un 69% de los 34 millones de personas seropositivas.
"Más por menos dinero
El año pasado, por la primera vez, la ayuda internacional -procedente de los países occidentales y de organismos mundiales- ha representado menos de la mitad de las contribuciones al esfuerzo global.
Las economías emergentes han aumentado su parte de la carga, permitiendo a los países desarrollados reorientar su ayuda hacia los menos pudientes.
Brasil, México y Rusia están financiando ya casi el 100% de sus tratamientos, mientras que India se ha comprometido a alcanzar el umbral de 90%. China se encamina también hacia el 100%.
Sudáfrica, el país que tiene el mayor número de personas infectadas, multiplicó por cinco su financiamiento en los últimos años. En 2011, el país gastó 2.000 millones de dólares, convirtiéndose en el primer contribuyente nacional entre los países con escasos y medianos ingresos.
Incluso los países menos afortunados son capaces de recaudar fondos a través de experiencias inéditas, tales como la instauración de impuestos a la telefonía móvil en Ruanda y Uganda.
Pero también se trata de utilizar mejor los fondos, economizando a través del desarrollo de un solo medicamento, al uso del personal de salud para distribuir los tratamientos y prevenir la infección.
"Queremos más por menos dinero, una mayor eficiencia", resume Awao Ablo, directora de relaciones exteriores de la Alianza Internacional del Sida, quien reconoce sin embargo que ello no será suficiente.
Al salvar más vidas, la factura aumenta ya que los enfermemos del sida deben tomar sus tratamientos diariamente, hasta el final de sus vidas.
Para dar tratamientos a los 15 millones de personas que lo necesitarán en el año 2015, el mundo deberá gastar 24.000 millones de dólares este año, según los cálculos de la ONU. En 2020, la factura debe disminuir a 21.500 millones, ya que la terapia con antirretrovirales no sólo protege a los pacientes sino que reducen el riesgo de transmisión del virus.
El número de nuevas infecciones se redujo a un 21% el año pasado, con respecto al pico de la epidemia, en 1997.
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