BEIRUT. AP. La cifra de muertos por un coche bomba en la ciudad más grande de Siria aumentó a 30, informó hoy la prensa estatal, mientras el nuevo enviado internacional para el país dijo que el pueblo sirio está desesperado por tener paz y estabilidad.
La explosión del domingo por la noche retumbó en la ciudad norteña de Alepo, que se ha convertido en uno de los principales campos de batalla de la guerra civil del país.
Los activistas dicen que al menos 23 mil personas han sido asesinadas desde que estalló el conflicto en marzo de 2011.
Hoy, el nuevo enviado de la ONU y la Liga Arabe, Lakhdar Brahimi, dijo que viajará a Siria esta semana para reunirse con funcionarios del régimen, así como con representantes de la sociedad civil.
“Yo no respondo a nadie excepto al pueblo sirio”, dijo Brahimi a los periodistas en El Cairo, donde se reunió con funcionarios de la Liga Arabe y el presidente egipcio Mohamed Morsi.
“Los sirios aspiran a la paz, la estabilidad y a la realización de sus objetivos de libertad y progreso político”.
Brahimi, quien tiene la tarea de negociar una solución diplomática al conflicto, remplazó al ex secretario general Kofi Annan, quien renunció en agosto, frustrado después del colapso de su plan de paz de seis puntos.
La lucha por Alepo, una ciudad donde habitan tres millones de personas que alguna vez fue un bastión de apoyo al presidente Bashar Assad, es fundamental tanto para el régimen como para la oposición.
Su caída le daría a la oposición una importante victoria estratégica con un bastión en el Norte, cerca de la frontera turca. Una derrota rebelde le daría a Assad más tiempo.
La agencia estatal de noticias siria, SANA, dijo el lunes que la cifra de muertos había aumentado a 30 civiles - entre ellos mujeres y niños -, además de 64 personas heridas.
La explosión ocurrió cerca de dos hospitales. De acuerdo con el activista Mohammed al-Hassan, instalado en Alepo, uno de los hospitales, el Al-Hayat, se convirtió en una instalación para atender a las tropas del gobierno poco después de que los enfrentamientos en la ciudad se iniciaron en julio.
SANA también informó que la explosión fue causada por un pequeño camión atestado de más de mil kilogramos (dos mil 200 libras) de explosivos, que dejó un cráter de 6 metros (20 pies) de profundidad.
Culpó del ataque a los terroristas, el término que el régimen utiliza para los rebeldes. Pero ni los rebeldes, ni cualquier otro grupo, habían reivindicado de inmediato el estallido.
Algunos activistas de la oposición rechazaron las afirmaciones de SANA de que todos los muertos eran civiles.
El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, con sede en Gran Bretaña, dijo que miembros de las fuerzas armadas estaban entre los muertos, citando fuentes hospitalarias que no nombró.
Fue imposible confirmar las afirmaciones. Siria restringe el acceso a los medios de comunicación al país, lo que convierte a los medios oficiales y los informes de activistas en fuentes cruciales de información.
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