Monseñor Kevin McAuliffe estaba acusado de llevarse US$650,000 (£424,000) de su congregación que gastó en los casinos de la ciudad.
La defensa de McAuliffe pidió libertad condicional para que pudiera continuar con sus labores sacerdotales y asistir a terapias contra su adicción a los juegos, pero la petición no fue aceptada por el juez.
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