El cuidado de los nietos puede incrementar el riesgo de sufrir estrés, agotamiento y depresión, según un estudio. Los abuelos que asumen la carga principal del cuidado de sus nietos por la situación de desempleo de sus hijos incrementan el riesgo de sufrir estrés, agotamiento y depresión, según advierten a Efe especialistas de la Universidad de las Islas Baleares (UIB) en un estudio sobre este colectivo.
La crisis económica y la falta de recursos públicos para el cuidado de los niños «puede llevar a una merma de las condiciones de vida de las personas mayores» que se hacen cargo de sus nietos, ha asegurado la profesora Maria Antònia Gomila, coautora del informe junto a Belén Pascual. El estudio de estas profesoras, miembros del Grupo de Investigación y de Formación Educativa y Social (GIFES), es uno de los veintitrés recogidos en el «Anuario del envejecimiento. Islas Baleares 2012», que promueve la cátedra de Atención a la Dependencia y Promoción de la Autonomía Personal de la UIB.
Los abuelos tienen que cuidar de los nietos porque los padres desempleados están buscando trabajo
Gomila ha explicado que se podría pensar que el incremento del paro iba a suponer la disminución de los abuelos que cuidan de sus nietos por el hecho de que los padres desempleados podrían asumir plenamente esa responsabilidad, pero la realidad es que los padres tienen que volcarse en la búsqueda de ingresos y se ven forzados a recurrir a los más mayores de la familia. Los abuelos no solo dedican buena parte de sus energías al cuidado de los nietos, sino que también contribuyen con sus recursos económicos, lo que genera a muchos gran inquietud, además de impedirles dedicar su tiempo a actividades de ocio o formativas. «Se están agotando las posibilidades de las propias familias», ha subrayado la socióloga coautora del análisis, que ha alertado del peligro de «centrar el debate en las relaciones familiares y la solidaridad intergeneracional como principal instrumento de protección y asistencia de los individuos».
Violencia sexista contra los mayores
El anuario, que recoge trabajos de 52 autores sobre diferentes aspectos de la vejez (demográficos, económicos, médicos, asistenciales, sexuales, etcétera), también incluye un estudio en el que se analiza la escasa atención que se presta a las personas mayores en las campañas contra la violencia sexista. Lydia Sánchez, una de las tres responsables de este estudio, ha explicado que existe un prejuicio generalizado de que la violencia contra las mujeres «disminuye o desaparece» con la edad, sustentado en parte en la menor cifra de denuncias por parte de mujeres ancianas.
Existe una menor cifra de denuncias por parte de mujeres ancianas
Pero este prejuicio, que también lleva a la incorrecta categorización de agresiones a ancianas que no son consideradas violencia de género, contrasta con el hecho de que el año pasado casi el 15 % de las mujeres muertas por violencia machista tenían más de 64 años, una proporción que en 2012 se eleva al 21 %. A pesar de esta cifra, solo el 8,2 % de los mayores que ven las campañas de prevención de la violencia sexista creen que se dirigen a mujeres de más de 64 años, lo que para los autores del estudio evidencia la necesidad de cambiar el enfoque de estas iniciativas para llegar mejor a la población de mayor edad. Sánchez defiende que las mujeres mayores se verán mejor reflejadas en esas campañas si incorporan a actrices mayores, si más que en la denuncia ponen el acento en la importancia de que las víctimas se asesoren, si abordan el concepto de violencia como algo más amplio que las agresiones físicas y si subrayan la importancia de la autonomía personal de las víctimas.
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