Si bien el 95% de los padres lleva a sus hijos en un Sistema de Retención Infantil (SRI) (un 52% dispone además de un sistema IsoFIX), un 19% de ellos reconoce haber sufrido alguna situación de riesgo al volante cuando los niños viajaban en el coche. De ellos incluso el 3% declaró no llevar una sillita en ese momento, poniendo así en peligro la vida del menor. En la actualidad, todos los niños del grupo 0+ (de 0 a 13 kilos) viajan en sentido inverso, pero ¿qué sucede con los niños de entre 9 y 18 kilos? Los estudios internacionales sobre seguridad infantil demuestran que los músculos del cuello de un niño soportan un peso muy grande, y que un esfuerzo o tensión elevados puede provocar daños, o incluso la muerte. Por este motivo, se realizó el estudio de impacto. Una sillita en sentido de la marcha puede ocasionar parálisis en el niño Para ello, un laboratorio independiente realizó dos impactos dinámicos (o Crash Test) a 64 km/h con dos sillas del grupo I (de 9 hasta 18 kilos) homologadas, utilizando un muñeco que simuló un niño de 18 meses situado en la plaza trasera, detrás del puesto del copiloto. El Race explica así los resultados que obtuvieron: «En el impacto con un sistema de retención infantil en sentido de la marcha, la cabeza del niño se desplazó hacia delante tirando del cuello, sometiendo a éste a una gran tensión al intentar mantener la cabeza en posición. Este hecho puede estirar la médula espinal y el cráneo puede quedar desvinculado, pudiendo ocasionar la parálisis o muerte del niño. Las vértebras cervicales de los niños pequeños son inmaduras y pueden no ser suficientemente fuertes para proteger la médula espinal en un accidente cuando la sillita está en sentido de la marcha. En una colisión la cabeza literalmente tira hacia delante del resto del cuerpo, el cual se encuentra sujeto por el arnés de la propia silla. De esta forma, la cabeza del niño, no retenida por nada, avanza violentamente hacia delante, traduciéndose esto en un gran incremento de riesgo de daño en cabeza, espina y cuello, lo cual se traduce en mayor riesgo de muerte o de parálisis. En sentido contrario de la marcha, estas zonas quedan mejor protegidas. En un impacto frontal con el dispositivo de retención infantil en sentido contrario de la marcha, las cargas puestas en juego se distribuyen de manera más homogénea en espalda, cabeza y cuello (una gran parte del cuerpo), de forma que el estiramiento del cuello es mucho menor. La posición del niño durante el impacto es más “natural” ya que no se produce ese avance característico de la cabeza que sí se produce cuando la sillita está en sentido de la marcha».
03 diciembre 2012
La Sillita Infantil Debe Situarse En Sentido Inverso A La Marcha Hasta Los Dos Años
Un estudio del Race demuestra que esta práctica reduce en un 75% las lesiones en caso de accidente de tráfico. Preocupados por mejorar la seguridad infantil en el coche, el club automovilístico Race y la marca Cybex, en la colaboración de la Dirección General de Tráfico (DGT), han realizado un estudio para comprobar la eficacia de llevar a los niños en sentido inverso a la marcha cuando se viaja en coche por carretera. Para ello, han analizado los hábitos de más de 1.000 conductores y se ha realizado una prueba de impacto que demuestra cómo una silla del grupo I en sentido inverso reduce los riesgos de lesiones en un 75% respecto a una silla en sentido de la marcha.
Si bien el 95% de los padres lleva a sus hijos en un Sistema de Retención Infantil (SRI) (un 52% dispone además de un sistema IsoFIX), un 19% de ellos reconoce haber sufrido alguna situación de riesgo al volante cuando los niños viajaban en el coche. De ellos incluso el 3% declaró no llevar una sillita en ese momento, poniendo así en peligro la vida del menor. En la actualidad, todos los niños del grupo 0+ (de 0 a 13 kilos) viajan en sentido inverso, pero ¿qué sucede con los niños de entre 9 y 18 kilos? Los estudios internacionales sobre seguridad infantil demuestran que los músculos del cuello de un niño soportan un peso muy grande, y que un esfuerzo o tensión elevados puede provocar daños, o incluso la muerte. Por este motivo, se realizó el estudio de impacto. Una sillita en sentido de la marcha puede ocasionar parálisis en el niño Para ello, un laboratorio independiente realizó dos impactos dinámicos (o Crash Test) a 64 km/h con dos sillas del grupo I (de 9 hasta 18 kilos) homologadas, utilizando un muñeco que simuló un niño de 18 meses situado en la plaza trasera, detrás del puesto del copiloto. El Race explica así los resultados que obtuvieron: «En el impacto con un sistema de retención infantil en sentido de la marcha, la cabeza del niño se desplazó hacia delante tirando del cuello, sometiendo a éste a una gran tensión al intentar mantener la cabeza en posición. Este hecho puede estirar la médula espinal y el cráneo puede quedar desvinculado, pudiendo ocasionar la parálisis o muerte del niño. Las vértebras cervicales de los niños pequeños son inmaduras y pueden no ser suficientemente fuertes para proteger la médula espinal en un accidente cuando la sillita está en sentido de la marcha. En una colisión la cabeza literalmente tira hacia delante del resto del cuerpo, el cual se encuentra sujeto por el arnés de la propia silla. De esta forma, la cabeza del niño, no retenida por nada, avanza violentamente hacia delante, traduciéndose esto en un gran incremento de riesgo de daño en cabeza, espina y cuello, lo cual se traduce en mayor riesgo de muerte o de parálisis. En sentido contrario de la marcha, estas zonas quedan mejor protegidas. En un impacto frontal con el dispositivo de retención infantil en sentido contrario de la marcha, las cargas puestas en juego se distribuyen de manera más homogénea en espalda, cabeza y cuello (una gran parte del cuerpo), de forma que el estiramiento del cuello es mucho menor. La posición del niño durante el impacto es más “natural” ya que no se produce ese avance característico de la cabeza que sí se produce cuando la sillita está en sentido de la marcha».
Si bien el 95% de los padres lleva a sus hijos en un Sistema de Retención Infantil (SRI) (un 52% dispone además de un sistema IsoFIX), un 19% de ellos reconoce haber sufrido alguna situación de riesgo al volante cuando los niños viajaban en el coche. De ellos incluso el 3% declaró no llevar una sillita en ese momento, poniendo así en peligro la vida del menor. En la actualidad, todos los niños del grupo 0+ (de 0 a 13 kilos) viajan en sentido inverso, pero ¿qué sucede con los niños de entre 9 y 18 kilos? Los estudios internacionales sobre seguridad infantil demuestran que los músculos del cuello de un niño soportan un peso muy grande, y que un esfuerzo o tensión elevados puede provocar daños, o incluso la muerte. Por este motivo, se realizó el estudio de impacto. Una sillita en sentido de la marcha puede ocasionar parálisis en el niño Para ello, un laboratorio independiente realizó dos impactos dinámicos (o Crash Test) a 64 km/h con dos sillas del grupo I (de 9 hasta 18 kilos) homologadas, utilizando un muñeco que simuló un niño de 18 meses situado en la plaza trasera, detrás del puesto del copiloto. El Race explica así los resultados que obtuvieron: «En el impacto con un sistema de retención infantil en sentido de la marcha, la cabeza del niño se desplazó hacia delante tirando del cuello, sometiendo a éste a una gran tensión al intentar mantener la cabeza en posición. Este hecho puede estirar la médula espinal y el cráneo puede quedar desvinculado, pudiendo ocasionar la parálisis o muerte del niño. Las vértebras cervicales de los niños pequeños son inmaduras y pueden no ser suficientemente fuertes para proteger la médula espinal en un accidente cuando la sillita está en sentido de la marcha. En una colisión la cabeza literalmente tira hacia delante del resto del cuerpo, el cual se encuentra sujeto por el arnés de la propia silla. De esta forma, la cabeza del niño, no retenida por nada, avanza violentamente hacia delante, traduciéndose esto en un gran incremento de riesgo de daño en cabeza, espina y cuello, lo cual se traduce en mayor riesgo de muerte o de parálisis. En sentido contrario de la marcha, estas zonas quedan mejor protegidas. En un impacto frontal con el dispositivo de retención infantil en sentido contrario de la marcha, las cargas puestas en juego se distribuyen de manera más homogénea en espalda, cabeza y cuello (una gran parte del cuerpo), de forma que el estiramiento del cuello es mucho menor. La posición del niño durante el impacto es más “natural” ya que no se produce ese avance característico de la cabeza que sí se produce cuando la sillita está en sentido de la marcha».
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