Cada año, un grupo de activistas que abogan por la legalización de la marihuana se reúne en Seattle, Estados Unidos, para participar en el Hempfest, un festival de dos días en la costa de la ciudad.
Las nubes del humo acre de la marihuana flotan sobre la multitud que escucha música en vivo o camina entre los puestos que venden pipas y toda la parafernalia relacionada con esta práctica.
Contenido relacionado
Los desafíos de legalizar la marihuana en EE.UU.
Mujica: el cannabis merece “más respeto y conocerlo mucho más”
La marihuana y el matrimonio gay también ganaron
La policía está presente para asegurarse de que no haya compra-venta de la droga. Pero en el próximo Hempfest puede que ni siquiera tengan que hacer eso.
El mismo día en que los electores del estado de Washington votaron para reelegir al presidente Barack Obama, también votaron a favor de legalizar el uso recreativo de la marihuana. En Colorado ocurrió la misma historia.
"Lo que pasó en Washington y Colorado fue verdaderamente revolucionario", dice Beau Kilmer, el codirector del Centro Rand para la investigación sobre las políticas de drogas.
"Ningún país moderno ha quitado la prohibición sobre la producción y distribución de la marihuana para usos no médicos".
Cuando la medida entre en vigor en Colorado a principios de diciembre, será legal tener 28 gramos de marihuana si el portador tiene más de 21 años. También será legal tener hasta seis plantas de marihuana en la casa y entregar hasta 28 gramos.
Todavía hay preguntas complejas sobre la creación de un marco regulador para la producción y la distribución de la droga, que puede demorarse al menos un año más.
De más está decir que la decisión de los dos estados los pone en un conflicto legal con el gobierno federal y sus políticas antinarcóticos.
Pero Kilmer cree que es un error ver el gobierno de Obama como una entidad única en este sentido.
La decisión de los dos estados de EE.UU. los pone en un conflicto legal con el gobierno federal.
"En este punto nadie sabe cómo el gobierno federal va a responderles a estos dos estados. Pero es importante que no lo pensemos como un actor homogéneo".
La Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA), la Oficina del Fiscal General y el Servicio Federal de Impuestos (IRS) tienen cierto grado de jurisdicción y discreción en estos temas, señala Kilmer.
Uso de la fuerza
Mientras tanto, a miles de kilómetros, en una tienda de venta de tabaco en la Ciudad de México, la noticia de la decisión de Colorado y Washington fue recibida con beneplácito.
Rodeado de vitrinas llenas de inhaladores que se ven caros, el propietario dice que muchos de sus clientes esperan una ley similar en México.
"Las personas no quiere contribuir a las ganancias de los carteles de las drogas y ya he vendido muchas copias de esto últimamente", dice, mientras muestra un libro llamado "El cultivo ecológico del cannabis".
El hombre que lidera en México los intentos para cambiar las leyes es el político de izquierda Fernando Belaunzarán, quien introdujo un proyecto de ley en el Congreso similar al de Colorado y que podría llevar a la marihuana a un patrón de regulación igual al del alcohol.
"Lo que ha pasado en Estados Unidos ha permitido que las cosas avancen, porque este debate es crucial", le dijo Belaunzarán a la BBC en el día en que presentó su propuesta formalmente.
Tanto la administración saliente como la entrante en México esperan que el tema se desarrolle durante el segundo gobierno de Obama.
"Debemos preguntarnos si tiene sentido continuar con esta campaña militar frontal, que ha generado tanta destrucción y muerte en nuestro país con el objetivo de impedir la entrada de una sustancia a Estados Unidos que ahora está permitida y regulada".
Belaunzarán no espera necesariamente que su propuesta sea aprobada en esta sesión legislativa. Pero lo que importa, dice, es el nuevo discurso sobre el tema.
En algunos sectores mediáticos en Estados Unidos y México, la decisión de los estados de Washington y Colorado fue calificada como un "elemento transformador" de la relación bilateral de México y Estados Unidos en lo referente a la llamada guerra contra las drogas.
Tanto la administración saliente en México como la entrante indicaron que esperan que la discusión en torno al tema de la marihuana se desarrolle durante el segundo gobierno del presidente Barack Obama.
En una reunión con varios líderes centroamericanos, el presidente mexicano Felipe Calderón dijo que la decisión en Estados Unidos es un "cambio de paradigma" sobre el consumo de drogas. Pidió que Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos ayuden a clarificar la situación.
"Obviamente, no podemos manejar un producto que es ilegal en México, tratando de detener su transferencia a Estados Unidos, cuando en Estados Unidos -al menos en parte de Estados Unidos- ahora tiene un estatus diferente."
Luis Videgaray, asesor de Enrique Peña Nieto
El gobierno entrante en México fue incluso un paso más allá.
"Obviamente, no podemos manejar un producto que es ilegal en México, tratando de detener su transferencia a Estados Unidos, cuando en Estados Unidos -al menos en parte de Estados Unidos- ahora tiene un estatus diferente", dice Luis Videgaray, el asesor principal del presidente electo, Enrique Peña Nieto.
Pero no sólo en México está cambiando el debate sobre la marihuana. También Uruguay, bajo el presidente José Mujica, está intentando que el Estado se encargue de regular el cultivo y el consumo de cannabis legal.
clic Mujica: el cannabis merece "más respeto y conocerlo mucho más"
A nivel continental, todavía hay, obviamente, muchas discusiones pendientes.
Los proponentes y los opositores no se ponen de acuerdo sobre qué tanto podría afectar la legalización de la marihuana los ingresos de los carteles de las drogas.
Y todavía falta mucho para que el presidente Obama formule una respuesta coherente a la decisión de los electores en los dos estados.
Pero en medio del aire de secretismo, una cosa parece clara: cuando se trata de marihuana en las Américas, ya están sembradas las semillas del cambio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario