12 octubre 2011

Las fotos de la autopsia de Michael Jackson


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Michael Jackson estaba casi ciego, casi nunca comía bien y tenía problemas para orinar, e incluso a veces no podía retener. Al menos ésa es la descripción que hizo durante el juicio en Los Ángeles su doctor Conray Murray, acusado de homicidio involuntario.

En una entrevista con la Policía, presentada el martes al reanudarse el juicio contra Murray tras el feriado del lunes en los Estados Unidos, el médico declaró que se percató de que Jackson tenía otros médicos que le recetaban medicamentos.


Murray, de 58 años, contó que Jackson iba a un prestigioso dermatólogo de Beverly Hills, el doctor Arnold Klein, tres veces por semana y muchas veces volvía "consumido" después de las sesiones, con dificultades para ensayar para la serie de espectáculos previstos en Londres.

"Su equipo de producción (...) me dijo recientemente que su peor día en el set era cuando había ido a la oficina del doctor Klein, lo cual era aproximadamente tres veces por semana", dijo Murray. "Y cuando él regresaba, estaba básicamente consumido y le llevaba al menos 24 horas recuperarse", indicó en la entrevista que la policía realizó dos días después de la muerte de Jackson.

"Su visión era muy, muy mala. Por lo tanto, calculé que podía ser legalmente ciego", señaló el médico, quien agregó que el "rey del pop" usaba una lupa para leer.
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En el juicio, que el martes inició su tercera semana, ya se supo que al morir Jackson tenía una vía intravenosa para suministrarle medicamentos para ayudarlo a dormir y también tenía una sonda para recoger su orina y un tubo nasal para darle oxígeno.

"Tenía problemas para orinar. (...) En el transcurso de los últimos meses, él me explicó que cuando iba al baño le llevaba horas orinar", manifestó Murray en la entrevista. "En realidad, se hacía encima. La gente lo dejaba (en el baño) y volvía, y aún así no podía ir al baño".
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Murray describió cómo trató a Jackson por deshidratación y fatiga en diferentes momentos y explicó que la estrella no comía bien. "Él no bebe ni come. Decía que toda su vida su madre tuvo que obligarlo a comer cuando era niño. Así que no le gusta comer alimentos. Y los alimentos que come, cuando come, son, en su mayoría, pollo y arroz", sostuvo Murray.


El testimonio del forense

Por su parte, el forense encargado de realizar la autopsia de Jackson insistió este martes en tratar la muerte del "rey del pop" como un homicidio por una sobredosis causada por un error de su médico y no por el propio cantante.


Christopher Rogers declaró en el juicio, donde se exhibió una nueva fotografía del cuerpo sin vida del creador de Thriller, y se constató que éste sufría de vitíligo, artritis, problemas de próstata y tenía una costilla de más. Además, consideró que el propofol fue indebidamente utilizado para tratar el insomnio del artista.

Según el forense, el estado de salud de Jackson estaba por encima de la media de los hombres de 50 años y no presentaba problemas cardíacos. El experto consideró poco probable que el cantante, que estaba bajo los efectos de sedantes, fuera capaz de aplicarse el fármaco en el lapso de tiempo que el médico lo dejó solo, y estima mucho más creíble que fuera un error de Murray lo que le causara la falla cardiorrespiratoria.

Rogers testificó que en la habitación no se hallaron dosificadores para medir la cantidad de propofol que se daba a Jackson, cuya medición quedaba, entonces, al criterio de Murray.

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