30 abril 2012

Primer aniversario de la muerte de Bin Laden

Osama Bin Laden murió en una operación estadounidense hace un año. Foto de archivo.Hace un año que el presidente Obama anunció la muerte de Osama bin Laden. Curisamente, ayer, en la víspera del aniversario de esa comparecencia en la Casa Blanca que descorchó la alegría de los estadounidenses, la Torre 1 de la zona cero se convirtió en la cima de los edificios de Nueva York, más de una década después del 11-S.

Esta coincidencia subrayó como, al mismo tiempo que se conmemora la desaparición del peor de los enemigos, la ciudad más castigada por su iniciativa criminal vuelve a tocar el cielo.

Al fundador de Al Qaeda lo asesinaron en su cama. Peter Berger, que en una ocasión le entrevistó y que hoy publica La caza del hombre: diez años detrás de Bin Laden, del 9/11 a Abbottabad, reproduce la última frase que pronunció el perseguido. "No apagues la luz", asegura en su libro que dijo a su cuarta esposa cuando las fuerzas especiales de los Navy Seal ya trepaban por la residencia pakistaní donde se ocultó durante seis años. "Un retiro confortable -escribe Berger-, que satisfacía sus aficiones de la lectura y de seguir las noticias... Para el fugitivo más buscado, no era una mala vida".

La política de EE.UU. ha cambiado en diferentes sentidos en estos doce meses, reconoce Robert McMahon, del Council on Foreing Relations (CFR). Uno de los elementos más relevantes es el predominio de la idea de que "se ha de acelerar" la salida de tropas de Afganistán, cuya conclusión se prevé para el 2014.

Pero, precisa McMahon, una cosa es la muerte del mito, que sin duda tiene un efecto debilitador en Al Qaeda (ha perdido una veintena de líderes), y otra es dar por desaparecido el binladenismo, que ha envenenado las relaciones con Kabul o con Pakistán, el supuesto gran socio en la zona, o que mantiene al menos una docena de filiales de la franquicia terrorista en diferentes puntos, con Yemen a la cabeza. Aunque se descarta su capacidad para montar otro 11-S, estas organizaciones parecen dispuestas a prender la mecha y a pescar en el río revuelto de la inconclusa primavera árabe.

Bin Laden dejó más de un legado. Su sombra se proyecta sobre la campaña de las elecciones presidenciales en EE.UU. del próximo noviembre. El vídeo One chance (una oportunidad) muestra al expresidente Bill Clinton elogiando la decisión de su colega de aprobar la operación encauzada por unos helicópteros que partieron de Afganistán y se colaron en Pakistán sin avisar debido a la poca confianza de la Administración Obama en su aliado y el temor de que hubiera una filtración. En ese vídeo sugiere que su próximo rival, Mitt Romney, no habría sido capaz de tomar una medida de tal dimensión.

En la campaña del 2007, Romney declaró que era una pérdida de dinero y de tiempo perseguir a Bin Laden. Ayer replicó que, de haber sido el presidente, habría dado la orden. Obama negó cualquier celebración al responderle. "No habló de mi papel personal, pero que cada uno mire lo que había dicho y que me explique lo que dice ahora", sostuvo.

A los republicanos les ha irritado el uso político de la muerte del gran enemigo del país. Sin embargo, como recuerda Peter Berger, Obama se la jugó al bendecir una intervención en la que el margen de éxito -no había certeza de la presencia del terrorista en la vivienda vigilada- sólo era del 50%. El vicepresidente Joe Biden le aconsejó que no diera la orden.

El desastre de la intervención que Carter bendijo en 1979 para liberar a los rehenes del ayatolá Jomeini en Teherán no le hizo temblar el pulso al presidente que en campaña se pronunció contra la guerra de Iraq, o que a los meses de llegar a la Casa Blanca aceptó el Nobel de la Paz.

"La muerte de Bin Laden ha sido el golpe estratégico más importante contra Al Qaeda", afirmó ayer John Brennan, asesor de seguridad del presidente. "Un año después -añadió- hay que recordar que continuamos con esta guerra, que su muerte no marca el final de su organización".

David Ignatius, columnista del The Washington Post que desmenuzó los papeles de Abbottabad, señaló que el inspirador del 11-S "gana incluso después de su muerte", por cuanto se ha abierto todavía más la brecha entre el mundo islámico y el occidental. Bruce Riedel, exanalista de la CIA y experto del Brookings Institute, considera que "el sindicato del terrorismo es más fuerte hoy de lo que lo era en mayo del 2011".

No hay comentarios:

Publicar un comentario