25 enero 2015

Crónica de cómo se entera Kobe de la peor noticia.


Los Ángeles.- Se cumplieron los peores augurios y se confirmó que Kobe Bryant, además de sufrir un desgarro en el manguito rotador de su hombro derecho, tiene ese tendón separado del hueso.

Esto significa que tendrá que pasar por quirófano y que no estaría de vuelta hasta agosto.

Un vídeo publicado por el jugador en las redes sociales muestra el momento en el que el escolta de Los Ángeles Lakers recibe la noticia por parte del doctor Steve Lombardo.

Las imágenes formarán parte del documental que se está realizando sobre él: 'Muse', traducido al español como 'Musa'.

El fragmento del vídeo corresponde a la visita que Kobe realizó el viernes a la consulta del doctor Steve Lombardo, localizada en el Kerlan Jobe Orthopaedic Clinic de El Segundo. Vemos al jugador salir del ascensor mientras se escucha una voz en off de un reporte de SportCenter en el que se menciona que podría tratarse del final de la temporada para Kobe.

Entra en la consulta y en el siguiente plano, el jugador aparece sentado en la camilla. El Dr. Lombardo ya conoce los resultados de la resonancia magnética que el lagunero se realizó un día antes en San Antonio. Hace que se quite la camiseta. Le hace girar la cabeza a un lado, luego al otro, luego al pecho. A continuación, Kobe levanta el brazo izquierdo, luego el derecho.

"¿Te duele?", le pregunta el médico.

Kobe asiente antes de explicarle que todo estaba bien hasta que hizo aquella clavada ante los Pelicans de Nueva Orleans.

El Dr. Lombardo le mueve el brazo y Kobe aguanta el dolor cerrando los labios, apretando la boca.

"Lo que no puedo decirte es durante cuánto tiempo has tenido esta lesión", le confiesa el terapeuta. Tanto Kobe como Byron Scott confesaron que ambos eran conscientes de las molestias que arrastraba el jugador desde hace cerca de dos meses. Nadie hizo nada.

Acto seguido, con una maqueta de la zona afectada, el médico le explica.

"Hay cuatro músculos en el manguito rotador. Uno, dos, tres y cuatro", le señala. "Según la resonancia magnética, éste está separado. El número tres", le indica.

Kobe lo asimila. "¿Aquí. Aquí está separado?", cuestiona.

"Aquí", contesta el médico apuntando al músculo. "En esta área".

Entonces, una tercera persona pregunta:

"¿Está separado del hueso?"

"Sí", responde el Dr. Lombardo.

Llega el silencio. Kobe mira al otro interlocutor, quien no sale en la imagen. El plano cambia y observamos la cara de condescendencia del médico y a un Kobe pensativo, preso de un silencio reflexivo y con su mano izquierda en la boca. Está asimilando, digiriendo por tercera vez en tres años otro infortunio. Quizás el último. El silencio dura varios segundos y sólo hay un hombre capaz de romperlo.

"Okey". Kobe dio por terminada la consulta. Era hora de marcharse. Es el momento de pensar en muchas cosas, de dar por hecho que se perderá la temporada y de plantearse seriamente que quizás el partido ante los Pelicans pudo haber sido el último de su carrera. Quizás no. Es hora de valorar.

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