16 junio 2012

Sentencian a 110 años de prisión a Stanford por estafa


Washington
Allen Stanford, hallado culpable de una estafa de 7,000 millones de dólares, fue sentenciado este jueves a 110 años en una prisión federal de Estados Unidos, informaron fuentes judiciales.
El banquero tejano fue condenado por un esquema con el cual engañó a más de 30,000 clientes en todo el mundo durante dos décadas a través de certificados de depósito (CDs) emitidos por el Stanford International Bank Limited de la isla caribeña de Antigua sobre los que prometía grandes rendimientos.
Se trata del segundo caso de estafa piramidal más grande en EU, después del organizado por Bernard Madoff.
Condenado por 13 delitos diferentes, Stanford encaraba una pena máxima de 230 años. El juez dictó su sentencia después de una audiencia esta mañana en Houston (Texas).

Afirmó que jamás intentó defraudar a nadie
Durante la audiencia, Stanford, de 62 años de edad, dijo que el Gobierno de Estados Unidos había arruinado su negocio y que él jamás tuvo la intención de defraudar a nadie.
"Ellos lo destruyeron y no dejaron nada". "Stanford era un imperio financiero global, real", sostuvo el convicto.
En marzo pasado un jurado federal declaró culpable a Stanford por la serie de delitos financieros cometidos mediante su banco.
Stanford estaba encarcelado desde 2009 por temores de los fiscales a que pudiera escapar.
Tenía una fortuna de 2,200 millones cuando fue encarcelado
El principal testigo de los fiscales fue James M. Davis, quien fuera jefe financiero de Stanford International Bank y compañero universitario de Stanford.
En su testimonio, Davis aseguró que todo el sistema era un fraude completo, que incluía sobornos a las autoridades de la isla caribeña, que la compañía aprovechaba como paraíso fiscal.
En apenas un año Allen Stanford pasó de ser considerado uno de los hombres más ricos de EU, donde apareció en la lista de multimillonarios de la revista Forbes con una fortuna de 2,200 millones de dólares, a ser encarcelado.
Desde su encarcelamiento en julio de 2009, el banquero sufrió un ataque en la cárcel por parte de otro recluso y desarrolló una fuerte adicción a los medicamentos, lo que le obligó a pasar largas temporadas en un hospital federal.

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