09 noviembre 2012

Pascual ‘Cutá’ Pérez, el hombre de las mil y una anécdotas


Nueve días han transcurrido del asesinato del exlanzador del béisbol profesional Pascual –Cutá- Pérez. Su recuerdo aún sigue latente en varios de sus compañeros.Uno de ellos es Nelson Norman. El coach de los Tigres del Licey sigue pensando que lo sucedido con Pérez es incierto. Días antes de su muerte compartieron amenamente en su residencia en la comunidad Nigua, San Cristóbal.

“Era un hombre jocoso”, apunta Norman. “Chistoso, siempre de buen humor, relajado, pero sobre todo cargado de mucha energía tanto dentro como fuera del terreno”, agrega. Muchos son los recuerdos que registra Norman sobre Cutá, quien fuera asesinado la pasada semana mientras se encontraba en el interior de su residencia.


“Era un hombre que le gustaba mucho el dominó”, apunta. “Siempre me enfrentaba. Me decía: Araña prepárate que es una pela que te voy a dar. Comentaba que en el dominó nunca podía ganarle. Escondía las fichas. Siempre había ese pleito entre él y yo, el cual siempre terminaba de una manera de hermandad ya que era un juego que lo utilizábamos para entretenernos mientras llegaba la hora de jugar”. 

En la temporada de 1984, Cutá Pérez se vio involucrado en una de las reyertas más famosas que ha tenido el béisbol de las Grandes Ligas, cuando los Bravos de Atlanta (equipo al que en ese entonces pertenecía) y los Padres de San Diego protagonizaron un festival de pelotazos, lo que provocó intercambios de puñetazos entre los integrantes de ambos equipos.

“Eso provocó que hasta los fanáticos se lanzaran al terreno a pelear”, recuerda. “Ese fue un pleito inolvidable. Cutá golpeó, luego lo golpean a él y así se fue desarrollando el partido a puros golpes por parte de los lanzadores de ambos equipos”. Sostiene que fue una persona que siempre estuvo a su lado, debido al lazo de compañerismo que entre ambos existió, desde sus años “mozos” en la pelota profesional. Norman es una de las personas que conoció el transcurrir de Pérez en el béisbol y que tuvo como punto de partida las Águilas Cibaeñas en la temporada 1977-1978.

Inigualable

Domingo Michel también fue de los jugadores que compartió con el ex lanzador que en las Grandes Ligas militó con Pittsburgh, Atlanta, Montreal y Yankees.

“Son muchas las cosas que recuerdo de Pascual”, indica Michel. “En el terreno él tuvo muchas anécdotas que hacían reír a todos los que en ese momento nos encontrábamos en el estadio”, agrega.

Uno de esos momentos, dice Michel, era, que cuando Pascual se encontraba en el montículo y tenía hombres en primera o segunda base, de la manera en que como lo miraba era por debajo de las piernas. 

“Eso era increíble observa cómo él los cuidaba. Nunca lo miraba de lado como se hace frecuentemente. Con las piernas abiertas, el se agachaba y lo miraba. 

Llegó a sacar a muchos de out. Era inquieto en el montículo”, manifestó Michel, quien fuera compañero de Pérez en  el Licey en las temporadas1986-1989.

Indica que otras de las “jocosidades” que caracterizaba a Cutá, eran los cuentos que hacía antes de cada partido o en la guagua que los transportaría hacia el interior.

Pérez fue un hombre cuidadoso con su pelo
Cutá Pérez fue de los primeros jugadores a principios de los años 80 que en las tarjetas o “postalitas” figuraba con los cabellos rizados.

“Nunca se descuidaba con sus rizos. Ese cabello tenía que estar impecable cada vez que tenía que lanzar. Era cuidadoso en esa parte”, expresa Michel, único jugador en la historia del béisbol dominicano en ganar la Triple Corona, hecho que sucedió en la campaña 88-89, al promediar .310 con el bate, pegar nueve jonrones y remolcar 36 carreras.

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