La preferencia sexual ha sido, es y será uno de los temas más debatidos desde el punto de vista científico. Por qué se es o no heterosexual, o, dicho de otra forma, por qué algunas personas se sienten atraídas hacia su propio sexo. Desde un punto de vista evolutivo, la homosexualidad es un rasgo inesperado dentro de la selección natural darwiniana. Sin embargo, es bastante común en varones y mujeres en la mayoría de las culturas. Algunos estudios anteriores han sugerido que la homosexualidad es hereditaria, de padres a hijos, algo que ha hecho que la mayoría de los investigadores presuman que existe una contribución genética a la preferencia sexual.
No obstante en ninguno de los miles de estudios realizados hasta ahora se ha identificado el «gen de la homosexualidad», o al menos uno que desempeña un papel importante.
Por ello, algunos científicos le han dado una vuelta a la investigación. Si no hay «gen gay», ¿qué función puede tener la expresión génica o epigenética? Es decir, si no es el libro -los genes-, ¿podría ser la forma en la que se lee el libro? Y, según un estudio publicado en The Quarterly Review of Biology, parece que la epigenética podría ser un factor crítico y que puede ofrecer información sobre por qué se produce la homosexualidad.
Marcas epigenéticas
Los investigadores del National Institute for Mathematical and Biological Synthesis, de la Universidad de Tennessee (EE.UU.), sugieren que las «epimarcas» específicas de la sexualidad, la forma en la que se regulan y se expresan los genes, que normalmente no se transiten entre generaciones y por lo tanto son «borradas», podrían ser el origen de la homosexualidad cuando «escapan» y sí se transfieren de padres a hijas o de madres a hijos.
El estudio integra la teoría de la evolución con los avances más recientes en la regulación molecular de la expresión génica dependiente de andrógenos y el desarrollo sexual para producir un modelo biológico y matemático que define el papel de la epigenética en la homosexualidad.
Instrucciones
Las «epimarcas», explican los investigadores, contiene información adicional que se encuentra adjunta a nuestros genes; se encargan de regular su expresión. Así, mientras que los genes contienen las instrucciones, las «epimarcas» definen cómo se realizan dichas instrucciones; es decir,¿cuándo, dónde y cuánto un gen se expresa durante el desarrollo? Habitualmente las «epimarcas» se renuevan en cada generación, pero algunas evidencias recientes ha demostrado que a veces se transmiten entre las generaciones y contribuyen así a la similitud los familiares, logrando un efecto parecido al efecto de los genes compartidos.
Durante el desarrollo fetal inicial, las «epimarcas» específicas de la sexualidad se encargan de proteger a cada sexo de la variaciones
naturales de latestosterona que se producen durante el desarrollo posterior del feto. Es decir, evitan que los fetos de sexo femenino se masculinicen cuando son sometidos a niveles de testosterona anormalmente elevados, y viceversa para los fetos varones. Y, explican los autores, existen diferentes «epimarcas» diseñadas para proteger distintos rasgos sexuales de ser masculinizados o feminizados – genitales, identidad sexual, preferencia de pareja sexual, etc.-. Sin embargo, cuando dichas «epimarcas» se transmiten de generación en generación, de padres a hijas o madres a hijos, pueden causar el efecto contrario, es decir, la feminización de algunos rasgos en los hijos, como la preferencia sexual, o la masculinización parcial de las hijas.
Hipótesis
El estudio parece resolver el enigma evolutivo de la homosexualidad, al demostrar que las «epimarcas sexualmente antagonistas», pueden ser la causa de la homosexualidad. ¿O no?, reconoce Sergey Gavrilets, de la Universidad de Tennessee-Knoxville. «Nuestro estudio ha generado mucho entusiasmo al ofrecer una nueva visión a un tema muy viejo», Ahora bien, señala, «podemos estar equivocados, pero así es como funciona la ciencia. Formulamos una hipótesis y se debe probar si está bien o mal».
Incluso si su teoría se demuestra cierta, Gavrilets cree que la epigenética puede ser sólo una parte de la ecuación cuando se trata de la preferencia sexual de una persona. Los factores ambientales y culturales todavía puede contribuir a la vida de una persona. Fuente: ABC
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