28 diciembre 2012

Fundación en Navarra-España alivia situación de crisis a DOMINICANOS


NAVARRA, ESPAÑA.- De nuevo una sensación de angustia embadurna el ambiente de los dominicanos residentes en Navarra: “desahucios, comedores sociales, familias hurgando en los contenedores de basura, personas solitarias durmiendo a la intemperie… ésas son las imágenes dramáticas con las que nos encontramos a diario”, cita el presidente de la fundación Sueño Latinoamericano, Cándido Santana.

Agrega que pese a esto “la esperanza se abre un hueco cuando un grupo de voluntarios reparte cajas de comida, a través de la fundación que dirige en la Rochapea (Pamplona), con la cooperación del Banco de Alimento de la Unión Europea. 
Dicha fundación es una organización sin fines de lucros. La historia de Sueño Latinoamericano de la Rochapea (Pamplona) surge en 2008 fruto de una iniciativa que buscaba orientar jurídica y laboralmente a las familias latinas "rotas" por los estragos de la crisis. Unos objetivos que, sin embargo, fueron cambiando ante las prioridades.
Santana y su grupo de voluntarios llevan más de diez años de labor social en Pamplona, capital de la comunidad autónoma Navarra y su principal función al inicio de la repartición, de las raciones alimenticias es comprobar que todo esté en orden y que nadie sea excluido por razones ideológicas y mucho menos raciales.
Tanya Cantero Sánchez, de 29 años, embarazada de ocho meses, es una de las personas que celebraran las navidades, con un pan en su mesa, gracias a la labor social de la fundación y el trabajo social de Cándido Santana.  Esta compra a Tanya Cantero Sánchez, como a otras cincuentas personas más, "aliviará" al menos 15 días su maltrecha economía familiar.
Cándido Santana  afirma que gracias a un grupo de voluntarios dominicanos, entre los que se encuentran Armando Sierra, Andrés Taveras y Héctor del Rosario, “es que se puede desarrollar esta labor, ya que la fundación necesita de personas que quieran cooperar y que tengan vocación de servicio, puesto que para y, en estas labores, no se cobra ni se paga un sueldo”.
Dentro de los productos que acompañan la canasta que distribuye la fundación se citan la tortilla de patata congelada, verduras frescas, legumbres, arroz, pasta, cereales, lácteos, galletas, patatas, pimientos, etc.
"Nos dimos cuenta de que cada vez había más personas que nos pedían comida", explica su presidente y agrega que "por este motivo, decidimos priorizar el reparto de alimentos. La gente no tenía para comer".
“Durante este tiempo han acudido a este local de la Rochapea alrededor de dos mil personas de todas las nacionalidades. El problema es que no recibimos ningún tipo de subvención y nos autofinanciamos con donaciones para poder pagar el alquiler y los gastos derivados", refiere. 
Mientras tanto… Tanya se despide agradecida de la ayuda de los voluntarios y tira del carro de la compra y la silleta hacia la calle. "Espero que todo se solucione. Nunca pensé que entraría en un sitio así".

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