Un hombre fuertemente armado abrió fuego ayer viernes en una escuela primaria de Connecticut, noreste de Estados Unidos, en un ataque que dejó 27 muertos, entre ellos 20 niños y el atacante, informó la policía.
El portavoz de la policía estatal, teniente Paul Vance, confirmó que el atacante ultimó a 18 niños dentro de la escuela primaria de Sandy Hook, en Newton, de 27,000 habitantes, 128 kms. al noreste de Nueva York, en tanto otros dos murieron por heridas en un hospital.
Además perdieron la vida seis adultos, incluyendo alguien que viviría con el agresor, quien murió abatido por su propia mano o por disparos policiales, algo no esclarecido aún. Entre las víctimas estaría el director de la escuela, según medios locales.
Este incidente fue el segundo más trágico de los recurrentes tiroteos registrados en centros educativos de Estados Unidos.
Horas después de la masacre todavía no había pistas sobre los motivos del tiroteo en Newtown; el gobernador del estado, Dan Malloy, simplemente afirmó que “el mal visitó hoy esta comunidad”.
A la escuela de Sandy Hook asisten unos 600 niños de entre cinco y 12 años, según un canal local.
Parricida
Más temprano medios locales habían indicado que el presunto autor del tiroteo mató a sus padres y que habría utilizado al menos dos armas de fuego, una pistola semiautomática Glock y otra Sig Saeur. Según estas versiones, el tirador, identificado como Ryan Lanza, de 24 años, habría asesinado primero a su padre en casa y luego a su madre en el centro educativo, donde trabajaba la mujer.
Sin embargo, la cadena de televisión NBC reportó que el tirador muerto era Adam Lanza (20), y que la policía inicialmente le había confundido con su hermano Ryan, cuyo documento de identidad llevaba con él cuando ingresó a la escuela. El hermano sobreviviente estaba bajo custodia policial.
La mayoría de la muertes en el tiroteo, que habría comenzado alrededor de las 09:30 locales “tuvo lugar en una sección de la escuela, en dos salas”, acotó Vance, detalle que sugiere que las pequeñas víctimas quedaron atrapadas y fueron blanco fácil de los disparos.
El presidente Barack Obama, que fue informado del tiroteo rápidamente, dijo con lágrimas en los ojos estar sumido en una “abrumadora pena” y prometió “acciones significativas” para poner fin a este tipo de tragedias.
El mandatario, que calificó el tiroteo de “crimen
atroz”, dijo que “la mayoría de aquellos que murieron hoy eran niños, preciosos niños, pequeños de entre cinco y 10 años”.
Obama, que debió hacer varias pausas y respirar profundamente para poder seguir hablando, lamentó que esos niños perdieran “toda una vida por delante: cumpleaños, graduaciones, casamientos, hijos propios”.
Entre los muertos también hay “maestros, hombres y mujeres que dedicaron sus vidas a ayudar a nuestros niños a cumplir sus sueños”, agregó.
“Nuestros corazones están hoy rotos, por los padres y los abuelos, por las hermanas y los hermanos de estos pequeños niños y por las familias de los que se fueron”, dijo.
Acciones significativas
Obama agregó que “tendremos que unirnos para tomar acciones significativas para evitar más tragedias como éstas, más allá de la política”. También ordenó que por cuatro días se extienda el duelo con las banderas de la Casa Blanca, edificios oficiales y complejos militares ondeando a media asta, en honor a las víctimas.
La policía local fue alertada del tiroteo poco después de su inicio y pidió inmediatamente ayuda a la policía estatal, que también se hizo presente. “Nuestro objetivo principal era evacuar lo más rápido y eficientemente posible a todos los estudiantes y al personal de la institución. La escuela entera fue registrada”, indicó Vance.
“Uno de los policías dijo que era lo peor que había visto en toda su carrera, pero (lo peor) fue cuando le dijeron (lo sucedido) a todos esos padres que esperaban que los niños salieran (de la escuela)”, dijo a WCBS News una enfermera que acudió al lugar.
“Ellos pensaron que todavía estaban vivos. Hay 20 padres a los que se les acaba de decir que sus hijos están muertos. Es horrible”, agregó.
SECTORES PRESIONAN POR UN MAYOR CONTROL
La treintena de personas, en su mayoría niños, abatidas durante un tiroteo en una escuela en Connecticut ayer, ¿empujarán a Washington a legislar sobre la tenencia de armas? Tras un año particularmente sangriento, el debate se reactiva. Connecticut es uno de los estados más estrictos del país en lo que refiere a la venta de armas de fuego.
El presidente Barack Obama dio una conferencia en la Casa Blanca y prometió “acciones significativas” para poner fin a este tipo de tragedias. Sin embargo, la Casa Blanca se negó a tomar una posición explícita con respecto a la reforma de las leyes que regulan la venta de armas de fuego.
“No creo que hoy sea el día” para discutir de política, dijo el portavoz del gobierno, Jay Carney, al ser consultado sobre la cuestión. “Creo que es importante en un día como hoy ver las cosas así, como sé que lo hace el presidente como padre, y yo como padre, y otras personas que son padres, que es sintiendo una enorme compasión por las familias afectadas”, aseguró.
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