Los números están. Por sí solos o en conjunto. Permiten sumar, multiplicar, restar y dividir. Se justifican en aniversarios o como base de un argumento. Para muchos son absolutos, aunque otros consideran que depende de quién los interpreta. De ahí que una fecha signifique tantas cosas, desde algo meramente visual hasta una creencia trascendental.
El 21 de diciembre de 2012, este viernes, es el día en el que, según una interpretación del calendario maya, se producirá el fin del mundo. Se supone que es el mundo que se conoce en el presente, en el que millones de personas viven sobre el planeta Tierra.
No hay certeza de qué pasará con esa parte del “mundo” que no está a nuestro alcance, como las estrellas u otros planetas.
Pero un día antes de llegar a esa mágica o trágica
fecha, otro calendario también habla de un fin.
Este jueves es 20 de diciembre de 2012, o lo que es lo mismo que 20.12.2012, fecha que -según el calendario gregoriano- marca el fin de un ciclo.
“Es el fin de la abundancia de números mágicos”, le dijo a la BBC Hugo Dixon, fundador y editor de Reuters Breakingviews, un departamento de la agencia de noticias británica que se especializa en el análisis de números, principalmente del mercado financiero.
“Depende de cómo los clasifiques, pero en este siglo detectamos unos 68 números de este tipo, 43 de los cuales ya vivimos en los últimos 13 años. Es como pasar de la abundancia a la escasez”.
En los ojos
Para Dixon, la magia de los números puede ser por su repetición (12.12.12), por se contiguos (10.11.12) o por tratarse de palíndromos (01.11.10), en los que obtienes la misma fecha si lo lees al revés.
“La belleza de estos números se encuentra en el ojo de quien los ve. No puede haber un consenso sobre qué hace que una fecha tenga un significado numerológico. Pero una manera puede ser verlos por patrones o en diferentes formatos”, explicó Dixon, quien también publicó un artículo en el periódico británico The Guardian.
Pese a que en los próximos 88 años sólo se podrán presenciar 25 fechas “mágicas”, Dixon considera que hay razones suficientes para esperar algunos de esos días.
“Si te gustan los números, pueden ser elementos hermosos. Tomemos el que ocurrirá en ocho años, el 2 de febrero de 2020. Lo podremos escribir 02.2.20, que lo convierte en un palíndromo, pero si lo escribimos 02.02.2020 también lo sería, lo que lo vuelve doblemente mágico”.
Suponiendo que el “fin del mundo” del calendario maya no se refiera a “este mundo”, Dixon cree que vale la pena detenerse por un instante a pensar el 11 de diciembre del próximo año a las dos y cuarto de la tarde, es decir, el 11.12.13 14:15.
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