Cuando se le pide a una persona que consuma pescado para que tenga una mejor salud siempre se recurre al argumento de que es más caro que otros alimentos de origen animal para sustentar la negativa a hacerlo. Nada más falso que esto. En los momentos actuales en la República Dominicana, exceptuando al pollo, las demás carnes son más costosas que muchos de los pescados existentes en el mercado.
La verdad es que en caso de ser más caro la pena consumir pescado porque los beneficios de hacerlo son múltiples y decisivos para prevenir la enfermedad cardiovascular, causa importante de muerte en nuestro país y el mundo.
Estudios realizados por el doctor Hiromi Shinya, un médico japonés que ejerce tanto en su país como en los Estados Unidos de Norteamérica, quien después de varias décadas de experiencia como gastroenterólogo endoscopista, confirman que los seres humanos con una alimentación en base a pescado no desarrollan divertículos en sus intestinos, contrario a los alimentados con carne que sí los desarrollan.
El referido médico, en su libro “La Enzima Prodigiosa”, afirma que la enfermedad cardiovascular (infarto agudo al miocardio y accidente cerebro-vascular) es más frecuente en los que consumen mayor proporción de carne que pescado. La razón es –según él y parece tener lógica- que la temperatura corporal del pescado es más baja que la de los seres humanos y la de res, cerdo y aves es más alta. Partiendo de que la temperatura normal en la especie humana es alrededor de los 37 grados centígrados y la de las aves y otros animales consumidas por el hombre es entre 38.5 y 40 –la del pollo puede sobrepasar a los 41 grados en diversas circunstancias.
¿Cuál es la importancia de estas temperaturas de los animales cuyas carnes consumimos los humanos?
Sabemos que la grasa cuando pasa de una temperatura alta a una más baja se solidifica (se “yela” dicen en mi campo) y si es a una más alta se transforma en estado líquido. Esto último es lo que sucede cuando comemos pescado: en vez de formar coágulo la sangre se hace más líquida y disminuyen los riesgos de producirse un infarto y un accidente cerebro-vascular (conocido como derrame cerebral en lenguaje popular), mejora la circulación y se reducen los niveles de colesterol malo (LDL) igual que las posibilidades de sufrir un infarto medidas por el tromboelastograma, una prueba de laboratorio reciente que nos orienta sobre los riesgos de que se formen coágulos. Mientras cuando comemos otros alimentos de origen animal aumentamos el riesgo de sufrir de estos males debido a la elevada temperatura corporal de los mismos.
Para conservar una buena salud cardiovascular, entre otras recomendaciones, debemos consumir más pescado que otros alimentos de origen animal.
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