NUEVA YORK._ Familiares, autoridades, escuelas, activistas comunales y medios de comunicación de la ciudad de Lawrence (Massachusetts), recordarán este 14 de diciembre con varios actos a varios niños dominicanos y afroamericanos que perecieron ahogados en las frías aguas del río Merrimack y es considerada la peor tragedia en aguas del estado de Providence, desde 1913, cuando 11 jóvenes también murieron ahogados en el mismo cauce, los residentes de Lawrence no habían sido estremecidos por una tragedia de esa magnitud.
William Rodríguez, Víctor Báez, Christopher Casado y el norteamericano Constant Mackendy, murieron congelados en el río a una temperatura de 35 grados Celsius el 14 de diciembre del 2002.
El resto de sus compañeros, Jaycob Morales, Iván Casado (hermano de Christopher) y Francisco Spraus y quienes estaban de excursión en el río, miembros del Club de Niños y Niñas (Boys and Girls Club), lograron sobrevivir.
Los menores se hundieron en el gélido cauce, cuando intentaron caminar sobre la gruesa capa de hielo que cubría parte del caudal, pero esta cedió y ellos se hundieron muriendo ahogados.
El jefe de la policía en Lawrence, John Romero dijo que la gran lección de esa tragedia es que el río es peligroso y no es unb lugar seguro.
Los sobrevivientes lograron formar una cadena humana para poder salir del río. Markus Fisher, director del club dijo que esa tragedia se recuerda como si hubiera ocurrido ayer.
Miembros del Club Kiwanis del poblado de Greater en Lawrence se unieron a la recordación, colocando estaciones de emergencia con cuerdas, dispositivos flotantes y polos en el río Merrimack, incluyendo el área donde se ahogaron los niños.
Ysabel Morales Ortiz, madre de Jaycob, dijo que el dolor de esa tragedia todavía persiste en su hijo como si hubiese pasado hoy y que él, no le gusta hablar sobre las muertes de sus compañeros.
"Todavía le está haciendo daño y sigue sintiéndola como el primer día", explicó la madre. Desde hace dos años, Jaycob se tatuó una especie de rosario con los nombres de las víctimas.
También hizo un álbum con recortes de periódicos informando sobre la tragedia y escribió un ensayo en su escuela. Iba con su madre al cementerio a rezar y a llorar sobre las tumbas de los niños ahogados.
El jefe de la policía dijo que los recuerdos de la tragedia aún están frescos en la mente de toda la ciudad. "Fue una noche terrible para la ciudad de Lawrence, fue un día horrible y eso, nunca lo olvidaré."
Mañana martes a las 6:30 de la tarde se celebrará una misa en la iglesia Santa María en el 300 de la calle Haverhill en memoria de los estudiantes que perecieron.
Los hijos de la señora Ortiz ahora tienen 23 y 20 años de edad y Christopher, uno de los sobrevivientes es una estrella de fútbol americano en la Universidad Central Católica de Delaware.
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