25 enero 2012

La guerra de los impuestos llega a la campaña en EE.UU.

Mitt Romney y Barack ObamaEl presidente de Estados Unidos, Barack Obama insistió durante su discurso anual ante el Congreso que los ricos paguen lo que les corresponde en impuestos. Su crítica se produjo el mismo día en que se supo que el precandidato republicano a la presidencia, Mitt Romney, paga proporcionalmente mucho menos que la mayoría de estadounidenses.

Pagó más de US$6 millones durante dos años, a una tasa de poco menos de 14%. El ciudadano estadounidense promedio paga alrededor de 11%, pero la tasa máxima es 35%.
Lo que todo esto subraya es que Mitt Romney es muy, muy rico, habiendo ganado más de US$45 millones en los últimos dos años.
La gente seguro verá los hechos según su línea partidista, por lo menos al principio.
Pero pone de relieve una percepción dañina que podría perjudicar a Romney en una elección presidencial si quiere ser el candidato republicano.

Retorno a la política tributaria

Primero que nada, la buena noticia para Romney: está absolutamente limpio. No se sugiere nada dudoso. Como él señala, nadie paga más impuestos de lo que debe.

La razón por la cual Romney paga una tasa más baja que, por ejemplo, el presidente Obama (26%) o el precanditado republicano Newt Gingrich (más de 30%) es porque hay una tasa impositiva diferente para ingresos e inversiones.
Eso origina una discusión mucho más amplia, una que será central para las elecciones de noviembre.
Es precisamente por eso que el inversionista multimillonario Warren Buffet dijo que la tasa tributaria es injusta y se debería cambiar porque él paga en proporción mucho menos que su secretaria.
Obama ha hecho suyo ese ejemplo, incluso bautizando su propuesta con el nombre de Buffet.
El tema juega un papel en el debate nacional sobre riqueza y justicia que podría ser crítico para la reelección o derrota de Obama. El presidente hizo de la idea de una sociedad más justa una pieza central de su discurso sobre el Estado de la Unión, donde los ricos hagan más para ayudar a la clase media.
"Es hora de aplicar las mismas reglas a los de arriba que a los de abajo: ni planes de rescate, ni dádivas, ni escapatorias. Un Estados Unidos que vaya a durar insiste en que cada uno asuma sus responsabilidades", destacó el presidente estadounidense.

¿Sordera de Romney?


Obama espera que, en una época en que muchos estadounidenses están sufriendo económicamente, vean esto como "justicia", no como "lucha de clases".
Pero los ataques a los ricos nunca han funcionado muy bien en Estados Unidos. Para ello debe esperar que haya una subyacente sensación de resentimiento.
En la superficie, esto no debería tener mucho impacto en la carrera por la nominación republicana. Después de todo, el partido admira a los creadores de riqueza y éxito y piensa que la tributación debería ser mucho más baja.
Sin embargo, es irónico que bajo el plan tributario del también precandidato republicano Newt Gingrich, Romney no pagaría casi nada.
Puede que los votantes republicanos amen a los multimillonarios y celebren a los muy ricos, pero les disgustan las élites y los aristócratas.
Además, en este momento no les gustan mucho los banqueros de Wall Street. Les gustan que los ricos se comporten como si fueran personas comunes y corrientes de corazón.

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